Destino: Donde el corazón me lleve

Después de tanto trabajo casi sin descansar llegó enero y decidí coger unos días de descanso. Previamente organicé el restaurante para que todo estuviera perfecto en mi ausencia y me fui pitando hacia el aeropuerto.

Destino: Donde el corazón me lleve... A mi llegada al aeropuerto busco el vuelo más próximo y son las Islas Griegas, Santorini, Mikonos... Vuelo a Barcelona y mientras concreto mi destino, ... ¡aquí está lo que busco! un buen bocata de jamón de Jabugo y una pantalla de próximo destino Venecia.

Desde allí cogeré un barco y disfrutaré del mar. Mal tiempo, pero buena cara. Al embarcar pierdo la mochila, pero da igual compraré otra en Corfú o en Malta. ¡Qué bien se come en estos transatlánticos! Una merluza rellena de carabinero y salsa americana, ¡buenísima! El sol empieza a caer y el barco ni se mueve... En Atenas cogeré un vuelo directo a Estambul o Lisboa, el que salga antes.

Me apetece un poco de todo, pero el estrés me produjo algo de fiebre y no me deja disfrutar el momento, por cierto, ¡qué bueno está el yogur griego con pistachos!, amarga un poco pero está delicioso. También cené una zarzuela de mariscos pequeña para mí solo y SORPRESA! con pimentón de la Vera, estos saben lo que es bueno.