“El negro” cambia de equipo

Cuando leí la noticia del fichaje de Iván Redondo como asesor de Pedro Sánchez solo podía pensar que se trataba de una broma de estas que se gastan de vez en cuando en la Red, pero de nuevo vi otro comentario de Antonio Rosa y a continuación la reproducción de un extenso artículo del personaje en cuestión, publicado en el diario Extremadura, en el que cantaba las excelencias de todos los miembros del PP con los que trabajó, que no tiene desperdicio en cuanto a conocer el balance que hacía de aquellos años, en los que además de asesor fue Consejero del Gobierno de Monago, y casi Comandante en Jefe de aquella tripulación.

Lo primero que hice fue preguntar a alguien de la Ejecutiva Federal del PSOE si se trataba de una broma de mal gusto. Se me dijo que no sabían quién le había vendido aquel asesor a Pedro Sánchez y que al día siguiente hablarían con él.

Rebobinando esta película recuerdo que sobre el primer discurso de Monago se comentó que estaba muy bien elaborado (desde la perspectiva del PP) y que en absoluto podía haberlo construido él. Nos pusimos a escarbar y enseguida salió “el negro”, dicho sea sin ánimo de ofender, sino como el término que se utiliza en la literatura para designar al que escribe para otro. A partir de entonces este personaje tomó la batuta, unas veces entre bastidores, otras descaradamente, investido del poder casi absoluto que recibía de la parte contratante. Todo el mundo sabía quién marcaba la estrategia. Llegó un momento en que hubo que dotarle de cobertura jurídica y política y accedió al rango de Consejero. A partir de ahí ya no había que andar con disimulo. Iván Redondo era Dios y sus órdenes no se discutían; aunque los cabreados en la filas del PP fueran cada día más.

Algunos nos preguntábamos cuál era el misterio para que un Consultor de tan “altísimo nivel” aceptará un cargo de Consejero, cuyo sueldo es calderilla para lo que cobran estos “expertos”. Parece que su empresa (y otras instrumentales) no perdieron el tiempo en lo que duró aquella aventura. Pero este tema, conocido por los grupos políticos y por algunos medios de comunicación, nunca salió a la palestra y sigue sin salir, sin que nadie explique este misterio.

Volviendo ahora a Pedro Sánchez surgen algunas preguntas inocentes. ¿Cuál es la mano que ha llevado a este caballero en volandas hasta el asesoramiento al mismísimo secretario general del PSOE?, ¿Ignora la historia que le precede en el PP de Extremadura?, ¿Tan mal anda de asesoramiento, que tiene que recurrir a alguien que se implica a tope en la gestión de la derecha a la que quiere sustituir en el poder?, ¿Se ha parado a pensar en las consecuencias internas en Extremadura, ante la presencia de un personaje como este?

Vean lo que ha dicho sobre Iván Redondo J.Carlos Escudier desde fuera, o Valentín García, desde dentro del PSOE, para imaginar la tormenta interna que puede acompañar a esta contratación. Ante este desatino, que pone en ridículo a Pedro Sánchez y a su equipo solo caben dos alternativas:

A) deshacer el entuerto dando marcha atrás inmediata ante esa decisión, que sería lo correcto.

B) limitar esa relación a un asesoramiento puntual y cancelar a la mayor brevedad posible un contrato que nunca debió realizarse, aunque tengan que pasar la vergüenza de haber recurrido a ese “arreglo”.

Poner al Presidente G.F. Vara en esta situación es algo que nadie en Extremadura podrá entender, como no lo entiende ni siquiera la Presidenta del PSOE a nivel nacional, ni lo podemos entender quienes nos habíamos alegrado de la victoria del nuevo Secretario General y esperábamos que algo cambiara de verdad en este partido.