Uno que está ya a las puertas de pasar a formar parte del glorioso cuerpo de los pensionistas, anda un poco perplejo por la que se ha liado este año con esa subida testimonial y ridícula de las pensiones. Parece como si fuera la primera vez que se producen estas subidas irrisorias y que los jubilados pierden poder adquisitivo, y nada más lejos de la verdad, pues hace ya bastante tiempo que, tanto pensiones como sueldos pierden poder adquisitivo debido entre otras razones a una crisis económica que a punto estuvo, gracias a la gestión del Sr. Zapatero, de dejar a este país como Somalia, pero sin el cómo.
En el tema que nos ocupa, hay que añadir que somos un país cada vez más envejecido, con una pirámide demográfica invertida –tenemos menos hijos y más perros, aunque estos últimos, de momento no cotizan- y unos servicios públicos que cada vez nos cuesta más mantener. El gasto público en esta España nuestra es disparatado gracias, entre otras razones, a nuestro sistema autonómico que consume dinero público a “chinchaporro”, manteniendo unas infraestructuras tan innecesarias como caras amén de unas empresas públicas, para mayor gloria del enchufismo, totalmente ruinosas.
Otra razón de que las pensiones anden a la baja es la cantidad de prejubilaciones que muchas empresas, especialmente bancos, han puesto de moda para ahorrase costes a costa (valga la redundancia) del régimen general de la Seguridad Social. Es vergonzoso que, con poco más de 50 años, se mande primero al paro y luego a la caja de las pensiones a miles de trabajadores en unas condiciones que para si las querrían el resto de jubilados de este país que malviven con pensiones miserables. Pero de eso curiosamente no habla nadie.
Mucho han tardado los pensionistas en cabrearse, pero parece que ahora va en serio y ya están germinando asociaciones de probos pensionados que se han percatado que sus votos, mientras Podemos les deje votar, son muy importantes. Sin embargo, en mis buceos por los medios de comunicación y por las redes sociales observo, con la poca perplejidad que me queda, que a este movimiento civil le está pasando como aquel del 15M que al final, es utilizado por los populismos patrios para llevarlos al huerto y conseguir, en próximos comicios electorales, un puñado de votos de los abuelos con la promesa de que van a tener unas pensiones del calibre del sueldo de un diputado. El “trio de la bencina” (Rivera, Sánchez e Iglesias) se han lanzado, como hicieron los protagonistas de la comedia alemana así titulada, sobre la misma damisela en forma de jubilado cabreado y los tres se lo quieren llevar al huerto electoral para, una vez concedidos sus favores, “si te he visto no me acuerdo”.
El asunto de las pensiones es un tema de muchos bemoles que afecta a una parte importante de la población y que tiene una gran repercusión a todos los niveles. La solución no es fácil pues, de donde no hay no se puede sacar y, además, tampoco ningún partido dice dónde puede haber para poder sacar. Dicho este galimatías y resumiendo en “román paladino” si no sacamos dinero de algún lado no se pueden subir las pensiones y hasta se corre el peligro de que no se puedan pagar. O recaudamos más o quitamos parné de algún sitio para llevarlo a la caja de las pensiones.
Del PSOE y Podemos + IU sólo ¨podemos¨ esperar una subida general de impuestos, que es lo único que saben hacer, subida que, seguro, afectará también a los jubilados que, en el mejor de los casos, se quedarán como estaban o incluso peor. Ciudadanos que encarna al populismo de derechas, con tal de arramblar con los votos del PP, prometerá el oro y el moro sin concretar de dónde sacará el peculio o dando, como suele hacer, una receta distinta según a qué tipo de pensionista se dirija. El PP sabe cuál es la receta para garantizar el sistema de pensiones y mejorarlas, pero no tiene mayoría suficiente para hacer reformas urgentes y necesarias además de tener la espada de Damocles de la corrupción que, curiosamente, le está afectando más que a otros partidos de la margen izquierda, que parece que tienen bula para la práctica del latrocinio y el pillaje.
Hay que adelgazar el gasto autonómico, hay que devolver competencias al estado, hay que suprimir empresas públicas ruinosas, hay que eliminar estamentos públicos innecesarios, hay que reducir sueldos de políticos que sólo están para hacer bulto (no puede cobrar igual un portavoz parlamentario que un diputado que se limita durante toda una legislatura a apretar el botón que le dicen), hay que acabar con las prebendas de algunos cargos públicos, hay que obligar a la banca a devolver lo que se les prestó (no se pueden pagar dividendos a los accionistas si no se han pagado antes las deudas) y por último y, no menos importante, hay que controlar y fiscalizar el gasto público con un Tribunal de Cuentas que funcione y que no sea un mero órgano decorativo, como es ahora, que sólo sirve para tranquilizar conciencias.
Lo ideal sería llegar a un consenso dentro del Pacto de Toledo que hiciera posible tomar medidas sin que éstas se utilizaran como armas electorales. Las pensiones no son de derechas ni de izquierdas, son un derecho que tienen los ciudadanos por haber cotizado durante toda su vida laboral y deben ser dignas y permitir a los jubilados tener sus necesidades cubiertas. Espero que los pensionistas no caigan en la trampa de poner sus votos como precio a ese derecho, si así lo hicieran, estarían convirtiendo las pensiones en una prebenda en manos del mandamás de turno y estarían sometidos a un chantaje electoral continuo.
DB
