Esta fiesta nació como una llamada de atención a la situación vergonzosa e incomprensible del mercado del cabrito. Ante el precio ridículo que se pagaba por un cabrito los ganaderos se deshacían de ellos al nacer ya que no les compensaba criarlos. Matados, abandonados, regalados o mal vendidos, una de las mejores joyas de nuestra gastronomía ofrecía la imagen absurda de quienes no saben valorar los mejores recursos que tienen. Por ello nuestra llamada de atención iba dirigida a los extremeños, para que aprendamos a poner en valor ese tesoro gastronómico, que hay que comprar en los lineales de las grandes superficies (muchas veces importados de otros países) y que no encontramos en las tiendas y carnicerías, e incluso en la restauración extremeña.
La llamada de atención va haciendo su efecto. Se habla cada día más del cabrito e incluso se empiezan a descubrir restaurantes y mesones (en unas comarcas más que en otras) que los cocinan de diferentes maneras, en los que nos vamos dando citas las gentes más sensibles a este producto. En el último acto gastronómico que celebramos en “Quinto Cecilio” nos sirvieron unas chuletas de cabrito a la brasa (de un ganadero de la zona) que difícilmente podremos olvidar. Y no son pocas las citas que hemos celebrado en “El Mulero” (Río Malo de Abajo) y en el Mesón “El Bodegón” de El Gasco, o en el “Mesón del Abuelo”, de Caminomorisco, donde nos hicieron un cabrito al polen inolvidable, sabiendo que en otros establecimientos los van incorporando a sus cartas.
Este año en LA FIESTA DE CABRITO, nos dijeron unas palabras los cabreros y algunas de las entidades que les apoyan, regional, nacional e internacionalmente, con especial atención al Proyecto Mosaico (Cabreros, Universidad y Junta de Extremadura), de la que salen iniciativas que luchan contra la burocracia que impide el desarrollo de este sector. También pudimos ver que el Presidente Vara conoce cada vez mejor la problemática del sector caprino y esperamos que dé directrices para que su Gobierno vaya cambiando la situación de burocracia e injusticia que padece.
También los ganaderos deben hacer un esfuerzo asociativo para organizarse y defenderse de las estrategias de los intereses de los grandes monopolios del sector lácteo, que mantienen los precio al limite de la rentabilidad. Y también ese esfuerzo de los cabreros debe llevarse a los sistemas de manejo, sanidad y alimentación. Todavía quedan algunos cabreros que entregan la leche con una analítica que pone en riesgo la leche se los demás. Eso hay que erradicarlo cuanto antes, ahora que se abren espacios de nuevos mercados cada día más interesantes.
En conclusión:
LA CABRA es un animal en alza y un sector que con tres tipos distintos de manejo; extensivo, semiextensivo e intensivo, irá incrementándose cada día más por una demanda creciente en no pocos países. En ella España jugará un papel importante y Extremadura también puede posicionarse mucho mejor que ahora.
LA LECHE tiene unas propiedades excepcionales que están siendo descubiertas y propagadas por algunos países (China especialmente)y hay que llevarla a los mercados en fresco o en diversos productos lácteos cuanto antes.
EL QUESO de leche de cabra está reconocido como el mejor del mundo. Hay una revalorización de él cada día mayor, sobre todo del queso artesano y de leche cruda. Muchas empresas pequeñas, bien organizadas, darán marca de calidad a este producto y podrían generar bastante empleo. En Extremadura empiezan a surgir por diversas zonas, haciendo unos quesos de gran calidad.
EL CABRITO, necesita que sigamos una estrategia de gran divulgación para su consumo, que lo convierta en un valor real para nuestros ganaderos (no puede seguir ni un día más siendo un subproducto) y un emblema excepcional de nuestra gastronomía, tarea en la que algunas instituciones pueden jugar un papel importante, si saben abordarla con inteligencia, apoyándose en los profesionales de este sector, cada día más interesados en ello.
El próximo año nos gustaría celebrar la III FIESTA DEL CABRITO en la Sierra Sur de Badajoz, donde quedan cabreros y queserías interesantes, y donde se produce un buen cabrito, que ha sufrido la crisis de unos bajos precios incomprensibles. También tiene esa zona un folklore extraordinario, enraizado en la cultura pastoril, que refresca la memoria de sus habitantes y ayuda a divulgar una cultura y unos productos a los que hemos de dar valor. Intentaremos mejorar la intendencia de la Fiesta, duplicar de nuevo el número de sus asistentes.
