Si la Extremadura oficial (Administración, Universidad, Medios de Comunicación, etc.) están entretenidos en lo que están, y miran con recelo a todo lo que sea pensamiento crítico, basado en la experiencia de lo que se observa cada día, ¿qué podemos hacer en una Comunidad burocratizada, asistida y convertida casi en un Régimen, en el que esos poderes se van siendo ocupados, no por los más capaces y generosos para gestionar lo público, sino por los que muestran mayor docilidad hacia ese conjunto de poderes, que mantienen a esta tierra en la sumisión y en los últimos lugares de eso que hemos dado en llamar desarrollo, sin que sepamos muy bien en qué consiste?
Un ejemplo de esas dos Extremaduras podría ser el que se está desarrollando en torno a eso que llamamos el “tren digno”. Después de muchos años engañándonos con el AVE de forma miserable, cuando llegamos a la conclusión de que al menos deberíamos tener un tren digno, tiene que ser una humilde e imaginativa plataforma como Milana Bonita la que coja esa bandera, ante la falta de coraje por parte de esos poderes a los que aludimos, para exigir a la Administración Central que dote de una vez a esta tierra, al menos de ese medio de transporte, que una a los extremeños con el territorio español, sin que seamos la burla de una sociedad del siglo XXI.
No aludo a la desaparición cobarde y corrupta de las Cajas de Ahorro, porque es un hecho consumado y al parecer irreversible, ante el que todos esos poderes tiraron la toalla, y sus responsables andan sueltos, sin que haya habido agallas para denunciarles y llevarles ante los tribunales por la pérdida de unas entidades que nacieron y se desarrollaron aquí y que han perdido en esa operación delictiva, su nombre y su patrimonio, dejando el campo abierto a otras entidades de la gran banca, que ahora nos colonizan cada día más.
Y de la Plataforma de Transporte para el Suroeste Español, basta con ver cómo los ministros más recientes del Gobierno de España, hacen declaraciones triunfalistas sobre la aceleración de las obras para la Plataforma del Mediterráneo, sin que sepamos cuál es plan que tienen y la programación presupuestaria para la que nos une a Portugal, y la que supondría un gran impulso para la mejora del desarrollo de nuestros productos y nuestras empresas.
Y me pregunto, ¿hay una Extremadura capaz de generar entes independientes, que puedan forzar un cambio de actitud ante los Gobiernos Centrales, para romper esa tendencia inerte, que nos mantiene desarmados, viendo como se suceden los Gobiernos ante los que nada contamos, y que nos llevan a el abandono de pueblos y ciudades, sin otra perspectiva que la emigración, la despoblación y el envejecimiento de una tierra, paradójicamente rica en recursos naturales, tan necesarios en una sociedad afectada por un cambio climático más que preocupante?
Si la sociedad civil extremeña no reacciona de una vez ante esta nueva colonización y se moviliza, me temo que la “Extremadura Oficial”, a la que he aludido en principio, que es la de la gente instalada en esos poderes, no dejará sus posiciones de privilegio para defendernos de esta nueva forma de colonización, ya que esa “gente principal” tiene unas cotas de bienestar que les lleva a desentenderse de los problemas reales de esa otra Extremadura, a la que solo le queda el lamento y el escepticismo, contenido en esa vieja frase de “son los mismos perros, con distintos collares”.
Quiero creer que hay una parte de esa “Extremadura Saqueada” que está cada día más harta de esta situación. Que hay muchos jóvenes, mujeres, jubilados, emprendedores e incluso una parte de la sociedad más culta que podría empezar a movilizarse y a utilizar las redes y la nueva tecnología para apoyar una toma de conciencia colectiva que cambie esta situación. Pero tendremos que esperar a ver si ello realmente se produce, o de lo contrario seguiremos siendo víctimas del saqueo y testigos de nuevos escándalos, hasta llegar a lo que podríamos llamar la Extremadura Vacía.
No quiero dejar de expresar también una última preocupación. Terminado el expolio bochornoso de la industria nuclear, empezará ahora la segunda fase de ese negocio siniestro, que es el desmontaje de las plantas y la gestión de unos residuos radiactivos a los que se destinarán recursos económicos ingentes, dada la peligrosidad que encierran. Teniendo en cuenta cómo las puertas giratorias han llevado allí a un “extremeño ilustre”, solo faltaría que quisieran compensarnos con algún otro engendro de ese sector, en vista de que no lo quieren en ninguna parte. Y que se pegaran por aceptarlo los líderes políticos principales, junto a algunos académicos e intelectuales sin sentido del ridículo, que también los tenemos en esta tierra.
